lunes, 17 de agosto de 2009

LAS FIESTAS DE LOS PUEBLOS



Siempre me han gustado las fiestas de los pueblos.

Cuando era pequeña subía con mis padres y hermanos a Borau a casa de mis tíos. Todo lo que hacíamos y las actividades en las que participábamos, por lo general en el fin de semana, se vivían de forma muy intensa: cucañas, carreras pedrestres y de sacos, concursos de disfraces, verbenas en la plaza, etc...

Mas adentrada en la adolescencia y la jueventud me encantaba subir a las de Villanúa. Entonces subíamos con la pandilla y nos quedábamos a dormir en casa de una amiga del lugar. Las veladas nocturnas no tenían hora de llegar a su fin y la diversión también estaba asegurada. A las de Villanúa se sumaron las de Aratorés, Castiello y Canfranc.

Actualmente sigo viviendo tan intensamente las fiestas, siempre que puedo, y comparto esta afición con con mis hijos.
En esta mundo de las nuevas tecnologías, donde si un niño no tiene una PSP, una Nintendo DS...nosequé o no juega a la WII no está en la onda, me encanta que mis hijos participen en las cucañas, en las carreras pedrestres o simplemente bailen conmigo en la verbena. Y es que además se lo pasan bien y no se quieren marchar.

Me fascina sentir que las viejas tradiciones se mantienen, a pesar del innegable progreso de la tecnología.